¿Qué significó el avance digital? Relatos de un alma distópica
- Emily Cabrera M
- 25 mar
- 1 Min. de lectura
Nos dieron cámaras instantáneas y aplicaciones para filtrar la imagen, y la tragedia, es que esto llegó antes de que aprendiéramos a educar nuestra autoestima. Hoy somos algo débiles pero con egos fuertes y expuestos, quebradizos frente al primer fracaso vital, pero con lindas fotos.
Crecer en redes, de repente, significó comenzar a tener un compromiso con una comunidad invisible. A cambio de que ellos te hacen sentir especial, uno debe darles contenido de valor. Y todo aquello comenzó a sonar, intempestivamente, como un intercambio de mi alma por mi tiempo. Y ya no tenía espacio para escribir, todo se resumía a: publicar y crear.
La falsa promesa de la fama y el ego inflado por los elogios son el camino a la inquietud, y un alma inquieta, solo dejará de crear. Porque no es la inquietud tormentosa que desemboca en grandes piezas, es una inquietud ansiosa proveniente de querer más. Una ambición desmedida acerca de lo que significa querer ser viral, como la nueva lotería de las generaciones jóvenes (y no tanto).
Ese tipo de inquietud, asociada al reconocimiento, solo levanta la cortina del tan temido bloqueo creativo.
¿Dónde empieza y dónde termina el mundo real?