El mundo aesthetic
- Emily Cabrera M
- 11 abr
- 2 Min. de lectura
¿Qué influencia tienen los espacios donde nos desenvolvemos? Definitivamente el aura inspiradora existe y, algunas veces, pesa sobre la disciplina. En esos momentos entramos en el debate de si el arte sobreviene por inspiración o es producto del hacer, sea cual sea la respuesta, el entorno afecta. Los seres humanos han creado arte desde su existencia primitiva, ya sea como medio de expresión o como forma puramente estética. Pintar las cavernas, hacer obras escultóricas, pintar azulejos en los hogares o calles, el color en los edificios, las ventanas, las rejas con ribetes y diversas florituras. La búsqueda de lo estético es casi una acción instintiva para la supervivencia. Los egipcios momificaban a los faraones con sus joyas, muchos sepulcros han sido decorados para preservar post mortem la imagen y el estatus, hasta hemos visto de qué forma los paisajes han sido modificados manualmente para provocar belleza, como un jardín, por ejemplo. A pesar de ello, hoy en día estamos absortos en el concepto de lo aesthetic, y cuestionamos la superficialidad de esta idea. ¿Acaso los autorretratos no eran selfies? ¿Es posible que los espacios artificiales fueran generados de forma consciente y deliberada para crear belleza? ¿Hay algo malo en la belleza y el arte?
La belleza nos une y nos divide, parece que buscarla o provocarla es un acto de superficialidad. Cierta intelectualidad se posa del lado de que el culto a la belleza es un acto de banalidad. Tal vez sea como dijo Anna Wintour, que quienes desprecian lo bello y lo tachan de superfluo es porque no logran comprender el entramado de su mensaje.
En mayor o menor medida, y teniendo en cuenta que para gustos, colores, todos estamos buscando lo estético de forma casi constante. La no estética es una estética también, nuestro aspecto, nuestra forma de desenvolvernos en el mundo, cómo decoramos -o no- nuestros hogares, cómo llevamos el cabello, los libros que escogemos leer (ya sea por su portada o por la narrativa y el uso del lenguaje), las fotos que tomamos, la existencia -o no- de nuestras redes sociales. Vivimos en un mundo donde la imagen ha tomado el poder que siempre pujó por tener, el problema no es el mundo aesthetic que prolifera, el problema es hacia dónde se inclina la balanza en pos de lograr la estética deseada.
¿Qué consecuencias tiene en la vida el peso de lo estético? ¿Determina los valores y forma de vincularse? ¿Cuál es la raíz de que se busque lo aesthetic -ya sea para obtenerlo o huir de ello-?